23 de agosto de 2010

Seis sospechosos, de Vikas Swarup

Título: Seis sospechosos.
Autor: Vikas Swarup.
Año: 2008 (2010).
Editorial: Anagrama.
ISBN: 978-84-339-7533-1


¿Conoce algún amable lector la agradable sensación de dormirse sobre un libro, con una ligera sonrisa, deleitándose con lo leído? Pues ahora imaginen que un diplomático indio afincado en Sudáfrica es capaz de provocar ese sentimiento al final de cada capítulo de no sólo su primer libro, ¿Quién quiere ser millonario?, sino también del segundo, el que nos ocupa, Seis sospechosos.

Vikas Swarup es el autor del libro que inspiró la famosa película Slumdog millionaire. Es uno de los pocos casos en los que la película, que recoge sólo el diez por ciento de la novela, no desmerece. Si la premisa de su primer libro es original (el joven de los suburbios capaz de saberse las respuestas del programa... a partir de su historia personal), la de su segundo libro recuerda a Agatha Christie. Es asesinado un joven, rico y degenerado juerguista profesional durante una fiesta en la que celebraba su absolución por un asesinato claro. Seis de los invitados a la fiesta portaban armas del calibre adecuado y son sospechosos. Hasta ahí, tierra hollada. A partir de aquí, Swarup y la India. Pues los sospechosos son, atención: un político corrupto venido a menos que tiene doble personalidad, siendo la nueva ni más ni menos que la de Gandhi, una actriz de Bollywood e icono sexual con más fondo del que parece, un joven ladrón de móviles, que recuerda al protagonista de ¿Quién quiere ser millonario?, el propio padre del asesinado, ministro de interior del estado y mafioso profesional, un indígena de las islas Adamán enviado por su tribu para recuperar una piedra sagrada robada y, sin duda mi favorito, un imbécil de Waco, Texas, incapaz de deletrear su nombre, que viaja a la India para casarse con una chica que conoció por internet (y no quiero contar más). El otro personaje protagonista no es menos importante: la propia India, con escenas memorables, como cuando el americano es secuestrado por Al Qaeda, el funcionario sufre su primer rapto místico o el pequeño indígena descubre la gran ciudad. Diálogos llenos de ingenio, como los del detective con el gañán del "Gran Estado de Texas", los muchos equívocos al ser tocayo de nombre y apellido con uno de los creadores de Google y otros múltiples enlaces entre las seis historias más una.

Narrativamente, el estilo es arriesgado. La historia de cada uno de los sospechosos se relata en un estilo diferente. La de la actriz mediante su diario, la del ministro por grabaciones telefónicas, la del político y el aborigen en tercera persona, la del ladrón y el alelado en primera y, finalmente, el marco general en género periodístico. Sólo faltaba un estilo epistolar, como en Drácula. El resultado es un equilibrio que ayuda a seguir la historia, hasta el punto de que olvidas averiguar quién es el asesino y lo que quieres es saber qué tienen que ver personajes tan dispares con la víctima. Si hasta el momento no le ha picado la curiosidad para leer el libro, sólo puedo decir que me alegró los cuatro días que tardé en leérmelo. Reconozco que las temáticas orientales, sobre todo las que tienen que ver con la India y su cultura, ya captan mi atención. Pero si además de adentrarte un poco en ese ambiente, lo haces acompañado de calidad literaria, el placer es doble.

Por sus propias características, es un libro de difícil adaptación al cine, aunque cosas más raras se han visto. Quizás cuando lo sea, este autor, al que sigo ya de cerca, sea más conocido y valorado en España. Mientras tanto, acompañen a los seis personajes en su periplo, odien a la víctima, sonrían ante la desgracia como sólo se puede hacer en la India y descubran cómo puede un lector enamorarse de una cultura decadente y vibrante mientras lee una feroz crítica de todo lo establecido.

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